Pascual Educación y Adiestramiento Canino en Alicante

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viernes, 20 de diciembre de 2013

Un paseo desde los ojos del perro

Cuando salgo a la calle y veo a la gente paseando a sus perros me doy cuenta de que la mayoría de éstos pasean de forma autónoma. Lo que debería de ser un paseo en grupo realmente son dos paseos completamente independientes: uno el que realiza el dueño y otro el del perro.

La mente canina comprende muchas cosas, en cambio otras se le quedan en el tintero. Nosotros, los humanos, cuando salimos a la calle con nuestro perro atado de su correa nos conectamos a masa. Salimos con el “chip” de que estamos juntos, obviamente sabemos que lo tenemos agarrado por uno de los extremos de la correa. También solemos pensar que el paseo es para él. Eso es uno de los grandes errores que hace que nuestro lenguaje corporal emane decenas de señales que le transmiten que le estamos siguiendo. No es un momento para él. Es un momento que nos pertenece a ambos, un momento para disfrutar JUNTOS de la sana comunicación que sin duda existe entre nuestras dos especies, un momento para superar retos y dificultades, para disfrutar de buenos momentos, para compartir experiencias... Nuestra percepción de ese momento se termina convirtiendo en un momento completamente rutinario en el que, desgraciadamente, muchas veces nuestra mente se termina por ocupar en otras distracciones como el móvil, los escaparates, curiosear a otras personas con sus perros, etc.

Cuando salimos a la calle el perro experimenta otra forma de pensar. Evidentemente sabe que está atado por el otro extremo de la corra pero... su percepción es diferente. Él va a percibir un mundo mucho más “natural” que el nuestro. Va a percibir olores de machos territoriales, va a rivalizar con algunos de estos, sentirá que debe asegurar la zona para que el resto de habitantes sepa que él mora o controla esas extensiones de terreno. Percibirá estímulos que puede que le hagan sentir miedo, miedo real, uno de los que le hacen ponerse con los pelos de punta y defenderse, a sus ojos, a vida o muerte. Mientras tanto nosotros algunas veces nos reímos viendo eso, intentamos dialogar con él sobre su temor o simplemente nos damos la vuelta avergonzados por el escándalo que está armando. Nuestros mundos son... completamente diferentes.


Voy a intentar transmitir la forma en que un perro normal experimenta un paseo rutinario:


DUEÑO                -Es la hora del paseo, el dueño se levanta del sofá y va hacia el lugar donde guarda la correa.

PERRO  -El perro inmediatamente asocia que la correa va ligada momentos de nerviosismo.


DUEÑO                -El dueño trata de ponerle la correa mientras forcejea con éste e intenta calmarlo con palabras.

PERRO  -El perro escucha atentamente las palabras, sabe que tienen un significado, puesto que comprende lo que “quieto” significa pero, un modo de lenguaje que él comprende y acepta más como verdadero le dice completamente lo opuesto. El lenguaje corporal de su dueño le está diciendo que está nervioso, forcejea y compite por ponerle el collar y la correa.


DUEÑO                -Al abrir la puerta de la calle, el dueño deja que el perro se lance a ésta el primero comenzando a seguirle para que haga sus necesidades.

PERRO  -El perro continúa nervioso, nadie le dice que se calme. Sale el primero porque sabe que él es el que controla mejor todas las variables que se le pueden presentar a partir de ahora. Confía en su dueño cuando están en casa, allí tienen puestas unas normas muy claras y el dueño siempre soluciona los conflictos, pero siente que en la calle cambia. Ahora su dueño carece de control y le toca gobernar a él mismo.


DUEÑO                -Es un paseo rutinario para nuestro humano, las mismas calles, los mismos árboles para que nuestro pero orine, el mismo parque...

PERRO  -El perro reafirma su sentimiento de que él está controlando la situación. Su dueño le deja claro el mensaje con su forma de seguirle.


DUEÑO                -Al llegar al parque de perros el dueño ve a lo lejos otra pareja humano/canina. Es el perro con el que siempre se pone a ladrarse sin sentido alguno.

PERRO  -Nuestro amigo canino percibe el sutil cambio de estado anímico que experimenta su dueño al llegar al parque. Esto le hace ponerse alerta, es su misión tomar decisiones ahora, así lo ha aprendido. No sabe que hay otro perro, pero sí sabe que algo hay.


DUEÑO                -Como se esperaba, al verse los dos  perros comienzan a ladrarse mutuamente. El humano decide seguir su camino y evitar el escándalo que se está creando.

PERRO  -No sabía lo que era, pero ahora está claro. Su amo se ha puesto nervioso porque hay un rival en la zona. Como su dueño está nervioso y le ha quedado claro que él mismo es el responsable del control y orden del paseo se ve obligado a tomar una decisión. Llevado por este sentimiento comienza a ladrar como muestra de poder hacia su competidor. Muestra su lado más amenazante e incluso eriza su pelo puesto que, evidentemente, está muy nervioso. Realmente sabe que no es un perro fuerte y que en una pelea saldría mal parado pero... es su deber, nadie más lleva las riendas de este paseo más que él.


DUEÑO                -Para el hombre ha funcionado la estrategia de evitar esa situación, cuando su amigo canino perdió de vista al otro perro dejó de ladrar.

PERRO  -Para el perro ha funcionado la estrategia de ladrar, cuando ha mostrado su poder, el rival ha desaparecido. Ladrar y ponerse en actitud intimidatoria funciona.


DUEÑO                -El paseo continúa y nos vamos acercando a una zona difícil, una avenida principal. El humano sabe que su compañero tiene miedo a los autobuses y... como era de esperar al ver uno de éstos su amigo comienza a tirar de la correa en sentido opuesto.

PERRO  -Todo iba normal en el paseo hasta ver esa gran cosa metálica y ruidosa que tanta inseguridad le crea, le supera, sabe que es un perro que controla más que su dueño pero aún así sabe que no es un perro fuerte. Es un perro obligado a controlar. No hay más remedio que huir de ahí.


DUEÑO                -Al ver esa postura atemorizada el dueño se preocupa y se agacha para acariciar a su temeroso amigo. Intenta calmarlo igual que si de un humano se tratase, con empatía. Esta es la habilidad que tenemos los humanos para sentir lo que el otro siente. En el este caso poniéndonos lastimosos también.

PERRO  -Está claro, su dueño también tiene miedo, su lenguaje corporal y su voz parecida a un llanto se lo dice claramente. Los autobuses son criaturas diabólicas hechas de metal creadas únicamente para atemorizar perros... ¡si estaba claro!


DUEÑO                -Pasado el autobús todo vuelve a la normalidad y juntos regresan a casa, como siempre, el perro entra entes que él.
PERRO  -Ya se ha ido lo que hacía que el perro sintiese inseguridad, ahora vuelve a tener control hasta llegar a casa.


Esto es lo que desgraciadamente sucede con la mayoría de los perros. Unos son fuertes de verdad, otros no tanto. El denominador común que todos tienen es que pasean solos, y solos toman decisiones. No tienen en cuenta que van en grupo. Deberíamos intentar hacernos un poco más primitivos como lo son ellos, pensar que si no tuviéramos correas tendríamos que seguirles y serían ellos quienes decidirían todo por nosotros, nos meterían en peleas, nos señalarían dónde orinar, donde comer, los caminos a seguir... ¡todo! Esto sucede porque no ven que tengamos ningún tipo de control en esos momentos que consideran como “serios” En cambio en casa sí que controlamos nosotros y nos hacen caso. Ahí nos obedecen a las órdenes de fuera, siéntate, túmbate, dame la pata, quieto... cosa que en la calle nos resulta de lo más difícil o directamente imposible ¿Por qué? La respuesta es simple, en casa actuamos juntos y controlamos el entorno, en la calle no.

No dejes de comunicarte con él, haz que confíe en ti también en la calle. Sé un dueño digno de ser seguido. Puede que no sea tare fácil pero con paciencia, implicación y haciendo las cosas de forma correcta podemos ganarnos su confianza para que en un momento de tensión opte por dejarse enseñar a cómo comportarse en lugar de actuar de forma autónoma.



TODO ESTO Y MUCHO MÁS EN:





Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70)

Tera-Can (Pascual Educación Canina en Alicante). Conoce más sobre el maravilloso mundo canino. Resuelve problemas de conducta y malos hábitos de tu perro simplemente usando sana y natural comunicación canina. Educación Canina y Adiestramiento Canino Alicante.  

miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿Qué buscáis de vuestros perros?

Muchas veces pregunto a lo largo de los cursos que imparto o durante el trabajo esta cuestión. De su respuesta dependerá el enfoque que le daremos a la vida de nuestros perros. Hay mucha gente que busca la simple y sana compañía, otras prefieren un amigo con el que compartir experiencias, muchas personas buscan la moda, otras lo quieren para darle una utilidad como proteger a la familia, algunas quieren suplir un hueco que falta en casa, muchas otras personas deciden que sea un regalo para sus hijos en navidad o por su cumpleaños, de esas personas unas le tratarán como un juguete, otras como una educación sobre la responsabilidad, otras devolverán o abandonarán ese “regalo” por no tener manual de instrucciones. Muchas son las diferentes formas de ver al perro, más diferente aún es la calidad de vida que le vamos a ofrecer.

Si lo que buscamos únicamente es disfrutar de su compañía, acariciar su pelo cuando estamos tristes o mientras vemos la tele, presumir de nuestro perro por lo “guapo” que es sin presumir de lo que realmente es, que entretenga a los hijos o que me entretenga a mí... mucho es lo que nos vamos a perder de lo que realmente puede ofrecernos.

El enfoque lo es todo. No es moda, no es humano. Es un perro y eso significa mucho. Nosotros los humanos somos los inteligentes y racionales. No es inteligente ni racional pensar que a un perro, animal depredador social cooperativo, le pueden gustar los bienes y comodidades que disfrutamos los humanos. Es más básico y cosas más básicas hemos de ofrecerles. Paseos, aventuras, juegos cooperativos, normas sociales, la comodidad de comprender su entorno... No necesitan realmente las burbujas de un SPA o los perfumes con olor a frutos del bosque. Lo más que se acerca eso de lo que quiere realmente es la palabra “Bosque” que hay en la etiqueta del perfume o que el SPA con burbujas se lo den puesto que ha estado revolviéndose en el barro después de un baño en el lago y está hecho unos zorros.

Mi trabajo muchas veces se centra en ser el intermediario entre las necesidades humanas y las caninas. Intento hacer que cuadren las unas con las otras. Para ello centro mi esfuerzo en la parte humana para hacerle comprender lo que le está diciendo. Creo en la idea de que todos los que acuden a mi AMAN a sus perros con locura. Por ello es fácil que cambien su enfoque para el bien de sus mascotas y, de rebote, el nuestro. Ya comenté anteriormente en otro artículo que muchos de los problemas de conducta como agresiones, destrozos, micciones en el hogar, etc. Son únicamente su forma de expresar el malestar ante una vida que no terminan de comprender. Con el enfoque adecuado no habría expresión de malestar.

 Un ejemplo de esto sería:

Tengo un perro que no para de ladrar a todas horas:

                -Opción 1: No hacer nada
                -Opción 2: Solucionar el síntoma de ladrar
                -Opción 3: Centrar mi esfuerzo en averiguar el porqué de sus ladridos ¿Qué le sucede tan grave que tiene que ladrar constantemente?

Evidentemente la opción 1 queda completamente descartada puesto que terminará por minar nuestra paciencia o la de los vecinos. La opción 2 ya es algo, pero no se soluciona ningún problema centrándose únicamente en los síntomas. Es como un fumador que no para de tomar caramelos de menta por el mal aliento. Tendría mejor aliento si dejase de fumar puesto que ese es el verdadero problema de su mal aliento, siendo el aliento tan solo un síntoma.

Los problemas que los perros manifiestan son únicamente síntomas de, posiblemente, nuestra incorrecta forma de ver su mundo.

Les pediría a todas aquellas personas que tienen la paciencia de leerme que hagan una reflexión, que miren a sus perros y vean que es lo que realmente buscan de ellos. Si es amistad ha de ser recíproca, debemos de darle si pretendemos recibir. Animo a que reflexionen y animo aún más a que cambien esa forma de verle si lo consideran necesario. Saber reconocer que lo que hacemos por ellos puede que no sea lo que realmente quieren y actuar en consecuencia es una de las grandes virtudes que puede tomar como opción el ser humano.

Personalmente cuando llegó mi primera perra a mi vida yo buscaba compañía y amistad. La compañía la obtuve gratuitamente, la amistad no tanto. Al tener al perro en casa con la puerta cerrada, en la calle con la correa, en el parque con un vallado... se obtiene de forma forzada dicha compañía, es gratis y no requiere esfuerzo. Para la amistad es otro tema.  Mi forma de entender la amistad requiere empatía, comprensión, involucración, paciencia en las adversidades, sonrisas en los momentos buenos y otra mucho más grande en los malos. La mistad requiere de constancia para mantenerla, no puedo pretender mantener una amistad por lo que fue sin prestar atención a lo que es. Todo esto bien llevado forjará grandes vínculos que nos harán compartir increíbles experiencias juntos.

Empatía

Comprensión

Involucración

Paciencia

Constancia

Confianza

Sonrisas

Vínculo

Experiencias

El problema al que me enfrenté es que no soy un perro, soy un hombre. No podía tener empatía si no comprendía su lenguaje corporal, no podía comprender lo que me transmitía puesto que no dominaba el cómo hacerlo. Para poder comprender me involucré en su mundo e intente aprender  de lo que le veía hacer con otros perros en el parque, de los libros de comportamiento canino y de las experiencias de gente más veterana en el mundo canino.
Todo esto requirió de una paciencia ilimitada por mi parte ya que no se aprende en un día, ni en dos, ni en un año, ni en diez. Los perros son extremadamente simples a la vez de tremendamente complejos. No se puede generalizar conductas a la ligera ni tomar como milagrosos los métodos que a otros les han funcionado. Muchas veces erraremos.

Por ganarme la amistad de mi perra me esforcé en ser constante en el trabajo de mi paciencia, empatía, comprensión, involucración en su mundo...

Al fin sucedió. Puedo decir orgulloso que entiendo a mi amiga. Ya no está en mi casa porque la puerta está cerrada, ya no se va de mi lado por no tener correa, ya no hacen falta las vallas de los parques. Disfruto de largos paseos por el campo sabiendo que siempre está cerca porque es lo que quiere. Confiamos el uno en el otro puesto que nos lo hemos ganado.  Juntos hemos vivido cientos de aventuras que son de su mundo y no del mío, yo simplemente soy un espectador alucinado y sonriente. Las experiencias que hemos vivido juntos nos han unido de forma que comprendemos las señales que nos transmitimos y nuestros estados anímicos. Sonará pretencioso pero con ella siento una simbiosis especial y única la cual me hace odiar el hecho de saber que va a vivir menos que yo.



Aunque no sepas leer... gracias por tu amistad.

Como leer es cosa de humanos te lo diré como tú entiendes durante todos los días de tú vida.



Si valoras su amistad mírale intentando sentir lo que siente, ten empatía. Comprende su mundo, deja que te lo enseñe. Involúcrate en su vida, ellos ya se involucran demasiado en las nuestras. Ten paciencia, has de saber que para llegar a comprender correctamente a tu amigo van a haber muchísimos malos entendidos. Ten constancia una vez alcanzada la meta, no te relajes o perderás su confianza. Sonríe compartiendo experiencias juntos y sonríe más aún cuando te venza la paciencia. Forja un vínculo de AMISTAD indestructible. Vive el momento y siente.




TODO ESTO Y MUCHO MÁS EN: 



Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70) 

Tera-Can (Pascual Educación Canina en Alicante). Conoce más sobre el maravilloso mundo canino. Resuelve problemas de conducta y malos hábitos de tu perro simplemente usando sana y natural comunicación canina. Educación Canina y Adiestramiento Canino Alicante. 

domingo, 27 de octubre de 2013

Programas televisivos de conducta canina

Antes de nada quiero resaltar la ayuda prestada para instaurar una muy necesitada conciencia social que han ofrecido los reallity shows caninos para enfrentar los problemas de conducta que pueden presentar nuestros perros. Resulta innegable el hecho de que ha habido un antes y un después en una gran parte de la sociedad que convive o no con animales desde que se emiten estos programas televisivos. Ahora se sabe que realmente los problemas de conducta que manifiestan los perros tienen solución con unas pautas adecuadas y con un esfuerzo por parte de los dueños. Por este lado el beneficio obtenido en el mundo canino ha sido cuantioso, sobre todo para evitar abandonos o malos entendidos en las relaciones humano/caninas. Pero… no todo lo obtenido es positivo tras la visualización de estos programas, también han generado diversos problemas a los cuales deberíamos de prestar especial interés.

En este artículo voy a intentar plasmar algunos de los muchos de estos problemas:


PROFESIONAL vs PROPIETARIO DE PERRO:


Los presentadores de estos programas son profesionales de la conducta canina, el que visualicemos estas técnicas no nos convierte en profesionales como ellos. De hecho, a veces éstos, desde mi humilde punto de vista, se confunden a la hora de aplicar técnicas por el afán de hacer el programa más comercial. No olvidemos que son programas televisivos con el único objetivo de atraer espectadores para lucrarse con la inserción de anuncios de terceras empresas durante las pausas publicitarias o con el patrocinio del programa en concreto. Este concepto considero que ha de quedar claro para entender la sobreactuación que transmiten dichos presentadores a la hora de enfrentar los casos que se les ofrecen.

El otro día estaba sentado en el sofá de mi casa visualizando uno de esos programas. Siempre sucede igual con cada uno de los capítulos que emiten, hay una exageración intencionada, desde mi punto de vista creado para la atracción de masas, sobre los problemas que presentan los perros. Muchos de los casos que nos quieren “vender” no son tan fuertes como nos los muestran pero… reconozco que a ojos de un espectador común puede resultar de lo más complicado y, por otro lado, sorprendentes cuando nos muestran al finalizar el programa carteles del tipo “Tiempo transcurrido 15 minutos” o con la forma que tienen de hacer posturas corporales plantándose frente a los perros como soldados en posición de “firmes” o imitando las “garras de los perros” haciendo posturas de ataque e intimidación alegando que son los mordiscos del perro… yo me quedo blanco cada vez que lo veo puesto que en la práctica no es así. Aún así el objetivo de la emisión se alcanza: se engrandece al presentador y se sorprende al espectador.

Lo cierto y verdad de todos estos casos es que no se resuelven durante el rodaje del Reallity. Por muy profesionales que sean los presentadores o lo muchísimo que puedan saber sobre conducta canina ellos saben los primeros que el problema no concluye con la finalización del capítulo. Para resolver cualquier problema de conducta que muestren nuestros perros hacen falta horas de trabajo por parte de los dueños de estos. Es necesario establecer unas pautas PERSONALIZADAS PARA CADA INDIVIDUO ya que cada perro es único con únicas formulas de éxito. Al igual que nosotros los humanos no nos valen las mismas técnicas a todos. Por ello es imprescindible que asumamos que lo que visualizamos en la televisión no necesariamente va a funcionarnos con un problema similar que podamos tener. Necesitamos quizá una valoración más adecuada para realmente acertar con la diagnosis de la problemática y acertar con la terapia a seguir adaptándola a nuestro perro en concreto.

Resulta imprescindible para ayudar a nuestros amigos ver que el uso de técnicas inapropiadas para intentar resolver dificultades puede resultar contraproducente para el bienestar de nuestros amigos. Podemos, por intentar hacer un bien con toda la buena intención del mundo, crearle más problemas, el que ya experimentaba antes más el que le estamos sometiendo con una terapia incorrecta.

Dadme un buen cámara y un buen montador y haré de lo vulgar lo extraordinario, convirtiendo en un propietario de perro en una estrella de la educación canina.


TÉCNICAS INHUMANAS:


En el mundo de la educación canina profesional se ha criticado enérgicamente muchas de las técnicas aplicadas por estos presentadores. Sin ir más lejos, la semana pasada me encontraba viendo uno de estos programas en el que literalmente estaban sometiendo a una tortura psicológica y física al perro. Para ayudar a este lo único que estaban haciendo es asociar respuestas como ladridos o la muestra de un interés excesivo con el dolor producido por un collar de descargas o, casi peor aún, con un cordino de ahorque.

Lamentablemente una técnica muy popular entre los dueños de perros es la de subir el collar de éste hasta la base del cráneo para obtener control durante el paseo. Intentaré explicar el porqué de este control.

La técnica de “subir el collar” se basa en colocar este en la base del cráneo, evidentemente tiene que ser un collar de “adiestramiento”, corredizo, de ahorque o, peor aún, un cordino fino que se usa para exposición, de lo contrario, si no se usa con este tipo de herramientas resulta una técnica inefectiva. El motivo de colocar esos collares en esa posición en concreto es el de interrumpir el flujo de sangre a la cabeza de nuestro amigo, eso no te lo van a decir en la tele puesto que… no queda muy bien. Si usamos esta técnica en un perro que tira de la correa lo primero que hará es, evidentemente, continuar tirando de esta puesto que nadie le dice en lenguaje canino lo contrario. Segundos después el cerebro de nuestro amigo no recibirá el flujo de sangre necesario para el correcto funcionamiento de este provocando un levísimo desfallecer que hará que pierda fuerza de tirada. Al perder fuerza nuestro perro volverá a la posición correcta, al lado del dueño, pero… segundos después estará completamente recuperado y, como nadie le dice lo contrario, seguirá tirando de la correa repitiéndose el ejercicio una vez más. Tras 20 o 30 ensayos nuestro perro asociará el tirar de la correa como algo nocivo y… ¡magia! Dejará de tirar de la correa.

Por un lado he de decir que esta técnica es del todo cruel por usar en beneficio del aprendizaje el desfallecer del animal generado por el corte del correcto flujo sanguíneo, por otro lado considero nefasto todo aprendizaje que sea generado por un instrumento a modo de autoaprendizaje (el perro se da cuenta por si solo de que tirar de la correa genera… mareos) y no por una correcta comprensión y comunicación.

Analizando el caso concreto de “un perro que tira de la correa” y la aplicación de dicha técnica vemos lo siguiente:

- El perro tiene un problema completamente diferente al síntoma de tirar de la correa, pudiendo ser: Hiperactividad aprendida, falta de socialización, sobre estimulación, carencia de estructura social comprensible…

-Al no haber una sana comunicación el perro aprende a no tirar de la correa por su propio sentimiento de malestar cuando lo hace, no se afianzan los vínculos sociales entre educador/educado tras la superación conjunta de retos y no se da solución al verdadero problema únicamente otorgando una solución al síntoma que le resulta molesto al propietario. Es muy injusto.

-El perro continuará igual de frustrado o más por no poder manifestar dicha frustración con la herramienta que le aliviaba, tirar de la correa. Sé que no está bien que tire de la correa pero… hasta que esté rehabilitado es su única forma de expresar que no está bien. Si le cortamos ese modo de expresión encontrará otra forma más tarde o más temprano y… puede que no nos guste la alternativa que elija.


MALOS CONSEJOS:


Una batería de malos consejos como el uso indebido del collar o técnicas MUY DIFÍCILES DE APLICAR INCLUSO PARA UN EXPERTO como la técnica de “roll over” (la de acostar al perro en el suelo hasta que se calme) pueden llevarnos al aumento del problema o a crear una “toxicidad”, concretamente en la técnica de “Roll Over”, de esa señal de calma creando un contracondicionamiento de libro, haciendo que una postura que debe emanar calma, emane frustración. He visto a muchos propietarios aplicar esta técnica como una forma de represión y de control por la fuerza. Esto no es así. Nosotros, los humanos, somos los únicos animales de la faz de la tierra que pretendemos transmitir calma con frustración o agresividad descontrolada. Siempre digo lo mismo… si consigues callar a una persona por la fuerza no crearás en esta un cambio de opinión, crearás un estado de represión que puede acabar por volverse en contra del represor en forma de rebeldía. En los perros funciona de igual forma. Los que acaban haciendo lo que tú no haces pueden terminar por dar más problemas de los que en un principio manifestaban. Todo esto por culpa de una mala forma de comunicarnos con ellos y reprimirlos en lugar de ayudarlos con sus dificultades.

En el capítulo que he mencionado antes, el presentador lo único que le enseñó es a voltear a su perro para, supuestamente, calmarlo; no le explicó nada productivo, no intentó que el propietario empatizase con su perro para entender el porqué de su conducta y, finalmente, no ayudó al perro transmitiéndole la calma que necesitaba, únicamente corto la forma que tenía el animal de manifestar su frustración, punto.

Durante la grabación del programa, evidentemente, han de haber momentos donde se aprecie una mejora. Para lograr esto lo que le hicieron a nuestro amigo, un perro que manifiesta una fuerte falta de socialización expresada con agresividad directa y claramente ofensiva, es presentarle a unos quince perros en lo que se llama “pasillo de estímulos”. El resultado fue más que evidente. El presentador no paraba de pegarle tirones de correa, puesto que el escenario planteado superaba con creces el nivel de aceptación del paciente, creando en éste un estado de lucha y una posterior represión por la inefectividad de dicha lucha. ¿Qué aprendió? Nada, únicamente evitó el contacto visual con los sujetos que le presentaron por haber asociado el mirarles con un tirón de correa o un enfrentamiento directo con el “educador”. Pero eso sí, en la tele salió todo como si de magia se tratase, realzando la actitud de evitación como si de una maravilla se tratase y el estado de represión generado por el enfrentamiento directo del presentador como una muestra de respeto del perro. Todo feliz, con música chula y cartelito de tiempo transcurrido.

En ese mismo programa salió que, después de la terapia, el perro tratado casi mata al perro del vecino haciendo que tuviera que volver el presentador para seguir… ¿ayudándolo?


REFLEXIÓN FINAL:


Desde mi punto de vista creo que hemos de intentar quedarnos con el mensaje de que los perros pueden ser rehabilitados; ése es el mensaje más puro y productivo que nos pueden hacer llegar. De ninguna manera hemos de intentar aplicar esas técnicas con nuestros perros puesto que podemos crearle mayores y más fuertes problemas si no controlamos lo que estamos haciendo. Animo a todo el mundo que se sienta atraído por esos programas televisivos a aprender más sobre la conducta canina en centros de formación, charlas de profesionales, libros especializados y demás. Nunca hemos de intentar experimentar técnicas que afectan al bienestar de nuestros perros para ver si funcionan o no, y digo más, aún funcionando esas técnicas puede que no sea algo bueno. ¿Funciona porque deja de ladrar?, ¿Funciona porque no tira de la correa? Puede que tengamos un perro mas frustrado buscando una vía de escape que puede desencadenar en peleas con otros perros o agresiones a nosotros mismos.

Quiero hacer hincapié en lo comentado en líneas anteriores:

“considero nefasto todo aprendizaje que sea generado por un instrumento a modo de autoaprendizaje y no por una correcta comprensión y comunicación”

Observa bien al perro, comprende lo que le sucede. Te está pidiendo ayuda al manifestar conductas que nos resultan molestas o inapropiadas. No tienen boca, no saben hablar, su única forma de expresión es el nerviosismo, los ladridos, el destrozo de objetos, las micciones en casa… Te está pidiendo ayuda, sé que es molesta la forma en que la pide, pero es la única forma que tiene, no sabe hacerlo de otra manera. No reprimamos a los perros obligándoles a aceptar un mundo tan incomprensible a sus ojos.


Escúchales, te lo están diciendo con lo que vemos como problemas.

Intenta comprenderles, piensa como ellos.

Comunícate, transmite lo que realmente quieres expresar y escucha realmente lo que están transmitiendo.

Ayúdales, conviértete en su ejemplo a seguir.





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Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70)
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jueves, 24 de octubre de 2013



Este vídeo muestra como TODOS los perros pueden ser rehabilitados usando una forma de comunicación adecuada. Se puede volver a confiar en ellos y ellos en nosotros.



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Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana con nuúmero CV-ACC-70)
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miércoles, 16 de octubre de 2013

Humanizar a los Perros

Humanizar a los perros:

He pensado en escribir sobre este tema para intentar hacer ver lo mucho que nos solemos confundir a la hora de buscarle una lógica a determinados comportamientos que observamos de los perros. Siempre digo que –Si tienes que buscar una respuesta compleja o enrevesada para dar sentido a algo que hace tu perro, es que te estás confundiendo-. Los perros son más simples que nosotros y, por este motivo, sus porqués son mucho menos complejos que los nuestros.


La eterna búsqueda:

Desde que el hombre tiene pleno estado de consciencia ha intentado dar sentido a todo lo que le rodeaba. Esto es debido a que, al igual que sucede con los perros, cuanto más control del entorno tenemos, más sensación de seguridad nos inundará. Por ello le damos lógica a la vida, a la muerte, al universo, a lo inexplicable. A la muerte y lo inmaterial les hemos dado lógicas que han evolucionado con nosotros. Primero como primitivas adoraciones al Sol más tarde con complejas estructuras sociales de dioses del Olimpo y finalmente con las diversas religiones que están actualmente vigentes en cada sociedad.

La eterna búsqueda de respuestas…

Este “don de la curiosidad” que le ha sido otorgado al hombre es el principal motivo de nuestra humanización de los perros. La búsqueda de lógicas complejas para dar sentido a “algo”.

El error radica en nuestras herramientas para dar una lógica a un comportamiento canino. Muchos de los propietarios de perros desconocen los entresijos de la etología y el comportamiento canino. No por esto se va a desactivar nuestro “don de la curiosidad”, continúa latente. Lo que sucede es que nuestra mente se confunde al buscar en la biblioteca de las experiencias vividas. En dicho biblioteca accedemos a la leja de comportamientos sociales y allí únicamente encontramos libros de experiencias con niños, padres, madres, desconocidos, bebés… todos ellos humanos. Nuestra mente agarra un poco de aquí y otro poco de allá y crea unos “apuntes sobre comportamiento canino”. Dichos apuntes están corrompidos, no son fieles a la verdad puesto que sus bases… ¡son humanas!

En los apuntes habrían respuestas a comportamientos como:

                -Pelea entre dos perros que viven en el mismo hogar = CELOS
                -Orina al llegar a casa =VENGANZA
                -Un perro que le quita un juguete a otro = ENVIDIA
                -Ladridos a otros perros = NO LE GUSTAN LOS PERROS
                -Y un eterno etc.                            

Los celos, la envidia, la venganza… son lógicas extremadamente complejas para la mente del perro. Resulta necesario tener una mente como la nuestra, con capacidad de pensamiento abstracto, para poder desarrollar esas lógicas.

Los perros viven el ahora en su estado más puro. Poseen márgenes de microsegundos dónde saltan de un pensamiento a otro (sobre todo si está en el paseo con miles de estímulos que le llaman la atención). Es por este motivo por el cual no podemos creer que ha actuado como venganza. La venganza requiere una mente que tenga plena consciencia de que existe un presente, un pasado y un futuro. Si los perros supieran que hay un mañana posiblemente sabrían que hay una muerte y, si supieran de esta… posiblemente tendrían dioses a los que adorarían, vestirían ropa y pagarían hipotecas.

No diciendo todo esto quiero expresar que los perros son simples máquinas condicionadas que actúan por estímulo/respuesta o acto/consecuencia, no. Ni mucho menos. Los perros tienen su propia visión del mundo y, en su mundo solamente existe el aquí y el ahora. Este ahora se forja en base a la etología canina, una parte instintiva e innata y la otra en base a la forma de vida que desarrolle adquiriendo comportamientos adquiridos o aprendidos según el tipo de estímulo que experimente.

Para explicar esto con más claridad voy a poner el ejemplo de un perro que tiene miedo a los coches por haber sido atropellado dos años atrás. Este perro no vive pensando en aquella situación que le aconteció en el pasado. No teme por la vuelta de ese coche buscando venganza. Nosotros, los humanos, sí que pensaríamos de esa forma y, aún estando lejos de los coches, recordaríamos el momento creando en nuestra mente ultra compleja una especie de proyección de cine en donde reviviríamos a la perfección el momento traumático. Por la contra, el perro, evidentemente tendrá miedo al ver el coche, pero su lógica resultaría diferente a la nuestra. En su mente se procesaría como coche/dolor (El coche sería un Estímulo Condicionado que le provocaría desagrado), su mente buscaría recursos para enfrentarse a esta encrucijada y no encontraría respuesta puesto que no posee ni habilidades ni experiencias suficientes para enfrentarse a la situación. Quedaría así a merced de respuestas innatas e instintivas, manifestándose en forma de;  huida, bloqueo o agresividad defensiva.

Si este perro saliera de una zona de coches y entrase en un bosque, pronto dejaría de tener miedo y, si viviera toda su vida en dicho bosque, no volvería a sentir ese miedo. Nosotros en cambio sí.


Otra forma en la que le damos connotaciones humanizadas es, por ejemplo, a la hora de salir de casa para dar el paseo. Decimos que el perro sabe que nos vamos a la calle puesto que se pone nervioso cuando cogemos la correa. Evidentemente sabe que hay calle pero… ¿Sabe que nos vamos a la calle como pensamiento futuro? La respuesta sería que no. En este caso tendría una serie de procesos encadenados y experimentados con anterioridad. El proceso sería tal que así; Correa – Puerta – Ascensor – Puerta de la calle – Paseo. Siendo el “paseo” lo que le produce un enorme placer, simplemente, va a ir creando asociaciones diversas siempre con el paseo (placer) como condicionante. Con lo cual y tras múltiples condicionamientos nuestro amigo llegaría al aprendizaje de “correa es igual a calle, calle es igual a placer y excitación, así que, visto esto, correa es igual a placer y excitación”. No hay pensamientos de futuro.

Mi madre es otra víctima de la humanización. Ella intenta por todos los medios darle lógica a muchos de los comportamientos de mi perra Leya cuando estamos de visita en su casa. Mi madre asegura que, cuando Leya quiere salir a la calle o quiere un premio de comida, solamente tiene que decir un –Luego Leya, luego- y esta inmediatamente lo comprende y se calma para esperar a que le den lo que pide que, fácilmente, puede ser en el espacio de una hora. Esto implicaría que Leya posee percepción de que existe un futuro y se esperaría entreteniéndose con otros quehaceres hasta recibir lo que anhela.

Muy lejos de la lógica que mi madre ha otorgado a dicho comportamiento está la forma de pensar que tengo yo. Mi madre ha seguido un patrón de comportamiento muy sistemático, siempre igual. Ella lo que ha creado es el equivalente a cuando yo le digo a mi perra –Leya, no-. Le ha dado un significado canino de negación a la palabra “luego” puesto que siempre se ha mantenido un patrón idéntico. Tras la palabra “luego” NUNCA recibe lo que pide, se le niega. Leya lo único que hace es cesar su petición y ponerse a hacer otras cosas. No sabe que después se lo va a ofrecer, entre otros motivos porque Leya no sabe castellano. Mi madre ha hecho un excelente trabajo para asociar una palabra a la negación de una petición, ¡mi madre es un hacha! Aunque continúa pensando que es porque sabe que después le dará ese paseo o ese premio de comida. Contra las madres no se puede luchar. Aún así y, rompiendo una lanza a favor de mi madre, lo ha hecho genial puesto que SIEMPRE actúa de la misma forma y ha creado un entendimiento entre las partes humano-caninas. El siempre y el nunca de una forma de actuar es importantísimo.

Esto debería plasmar una idea base sobre el porqué del que se diga que no se puede reñir a nuestros perros por acciones que han acontecido en el pasado. A menudo me dice la gente que sus perros saben que han hecho mal puesto que estos adquieren una posición lastimosa cuando los dueños llegan a casa. Eso me da mucho que pensar. Eso es debido a que el perro desconfía de los dueños puesto que muchas veces al entrar le han reñido sin motivo y es por esto que adquieren una posición de lástima para calmar a los agresores, los dueños.

Más complejo que esto sería la lógica que muchos propietarios me dicen de una variable de este mismo caso. Estos afirman que sus perros únicamente adquieren esta postura cuando realmente hay un “pis” en casa y lo hacen porque saben que está mal hacho. Bien, si fuera un niño de cinco años sería un razonamiento completamente lógico pero recordemos que nuestro protagonista, es un perro. En este caso, lo que ha sucedido es que el perro ha asociado esta secuencia “olor a pis/dueños/castigo”. En ningún caso si le riñes sabrá que es por haber hecho pis hace dos horas en el pasillo. Le estarás diciendo “olor a pis/dueño/castigo”. De esta forma no podrás enseñar de forma correcta a tu perro donde hacer pis, pero… lamentablemente conozco casos de perros que han cesado su conducta con este método, también se llevan un efecto secundario por usar este método, estos perros desconfían de sus dueños por verle inestables emocionalmente e ilógicos en su forma de actuar. No está bien e incluso puede acarrear problemas de conducta en el futuro.

Como parte final he de preguntar ¿Qué buscáis de vuestros perros?

Busquéis lo que busquéis debemos de respetar a la especie canina. Intentar simplificar nuestra mente superior y ver el aquí y el ahora. No piensan como nosotros, no valoran lo que nosotros valoramos. No por darle todo aquello que a nosotros nos gusta significa que ellos quieran eso. No por privarle de trabajar vamos a hacerle feliz, no por llevarlo en brazos siempre va a estar más cómodo. No les gusta que les vistan con disfraces, ¡no! Les gusta el campo, el barro, correr detrás de pelotas u otros perros, jugar a la lucha, saltar, brincar… no les gusta disfrazarse de Batman, eso nos gusta a nosotros. Una vez me preguntaron -¿Puedo disfrazar a mi perro?- a lo que contesté –¡Claro que sí!, él te va a hacer ese favor para que sonrías un rato y pases un momento divertido. Puedes hacerlo siempre y cuando se lo devuelvas con un largo paseo por el campo o por la playa. Él te da, dale tú también- No vamos a ser extremistas pero, lo que si que pediría es que les devolváis todo aquello que os dan manteniendo un equilibrado tira y afloja entre lo que necesitamos nosotros y lo que necesitan ellos. No desestabilicemos su mente para equilibrar la nuestra.


Los perros, perros son. Y de esa forma son PERFECTOS. No nos aferremos en humanizar a los perros e intentemos emperrarnos un poco más nosotros. Personalmente creo que tenemos mucho que aprender y disfrutar de su forma de pensar. A mí, personalmente, me ha traído equilibrio en mi vida y me evade esporádicamente de la compleja sociedad human propiciándome así descanso y bienestar mental. Son lo mejor que me ha pasado en la vida, la mejor terapia antiestrés, los mejores compañeros, lo más grande... por ese motivo voy a respetar su forma de ver el mundo adaptándome yo a ellos y aprendiendo a ver que... emperrándome, soy mejor humano



TODO ESTO Y MUCHO MÁS EN:




Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70) 
Tera-Can (Pascual Educación Canina en Alicante). Conoce más sobre el maravilloso mundo canino. Resuelve problemas de conducta y malos hábitos de tu perro simplemente usando sana y natural comunicación canina. Educación Canina y Adiestramiento Canino Alicante. 




martes, 15 de octubre de 2013

¿Por qué educar al perro?

¿Qué es la educación?

La educación es una constante que se desarrolla desde el nacimiento hasta la muerte de nuestros perros. Comienzan a establecerse rutinas y normas sociales desde la temprana fase de lactancia de los cachorros recién nacidos gracias al fortísimo papel de la madre. Se afianza con las normas de juego entre hermanos de camada. Se ponen en práctica dichas normas de juego entre cachorros con el grupo social de los adultos. Y por último se experimentan las millones de variables de dichas normas durante el resto de la vida del animal.

Muchas veces me sorprende ver como personas esperan a que sus mascotas tengan más de seis meses para comenzar a educar a sus perros. Esta era una idea del adiestramiento “tradicional” que ha quedado manifiestamente obsoleto. La lógica en que se aferraban para establecer esa edad era que, antes de dicha edad, aún no estaba lo suficientemente maduro para comenzar ningún adiestramiento. Algo parecido a no ingresar nosotros, los humanos, en el colegio ni en el instituto por no ser lo suficientemente maduros. Ingresaríamos directamente en la universidad viviendo hasta entonces sin ningún tipo de pauta educativa por parte de nuestros padres.

También cabe destacar que el tipo de adiestramiento que se impartía era el de la “obediencia” (Claramente para concursos de obediencia, no para la vida real), la “defensa civil”, o adiestramientos de perros de trabajo. Todo lo que se impartía en las “academias de formación caninas” era enfocado a hacer que el perro obedezca:

Me tira de la correa… necesita más obediencia.
Salta encima de la gente… eso es porque no te respeta.
Ladra… Te está exigiendo atención.
Ha mordido a otro perro… ya ha probado la sangre, ese perro no es de fiar y deberías sacrificarlo.

No abarcaban posibilidades cómo el estrés, la desesperanza, la incomprensión del entorno, la ansiedad, el miedo, las fobias, la sobreexcitación aprendida, la falta de herramientas y habilidades por parte de los dueños para poder comprender los mensajes  que sus mascotas les transmiten, y un larguísimo etc.

Me centro en esto para intentar desmontar uno de los mitos impuestos a la sociedad sobre la educación de los perros. Antes se afirmaba que no se podía comenzar con la educación de un perro hasta los seis o más meses de edad puesto que lo que se le iba a enseñar era MUY DURO. Se le premiaría por el trabajo bien hecho pero se le castigaría si lo hace mal. Y, casi en la totalidad de las veces, el castigo sería físico y doloso. Por este motivo no tenía cabida antes de los seis meses, puesto que romperían la autoestima del cachorro o, en algunos casos, le propiciarían daños físicos graves. El perro no entraría al colegio, ni al instituto, ni a la universidad. Entraría en una academia paramilitar de la noche a la mañana.


¿Cuándo comenzar?


Como se ha comentado en líneas anteriores, desde que nace. Pero ese papel se lo hemos de dejar a la madre y a los hermanos. Nosotros simplemente hemos de estar cerca para que se acostumbre a la presencia humana y nos vea como parte de la familia/manada. Es importantísimo no romper el curso natural del aprendizaje tanto de improntas como de primeras asociaciones educativas sociales. Es fundamental que le dejemos finalizar esta fase de la socialización junto a su familia/manada biológica. Nos evitará muchos problemas de comportamiento en el futuro y le evitará al cachorro ser víctima de la incomprensión de las normas sociales caninas, pudiendo crear peleas por ser víctimas de dicha incomprensión.

Llegados a este punto me gustaría resaltar que lo que viene a continuación es uno de los motivos por los cuales estoy completamente en contra de la venta de cachorros en grandes almacenes, tiendas de barrio o personas que se hacen llamar criadores buscando un par de pagas extras al año por ser propietarios de perros con “pedigrí”.

Cuando pasamos por el escaparate de la tienda de mascotas del centro comercial vemos un cachorro, una vida. Expuesto cual teléfono móvil, solo, este cachorro se encuentra casi todo el tiempo llorando y rascando desesperadamente el cristal. Nos está transmitiendo una lástima generada por el marketing de venta. Vender por la pena y crear la transmisión empática del -¡llévame a casa contigo!, ¡Estoy triste, sácame de aquí!- Claras técnicas de venta. Lo triste de todo esto es que ese perro debería estar con su madre y con sus hermanos aprendiendo normas sociales, debería estar en lo que, desde nuestra percepción, sería el colegio canino. Ese cachorro no está aprendiendo todo aquello que le va a facilitar la vida el día de mañana. Por el contrario he de decir que nunca se detiene el aprendizaje. Esté el perro jugando con sus hermanos o en una jaula de cristal con periódicos empapadores, siempre está aprendiendo. La diferencia es que nuestro pequeño protagonista lo que está aprendiendo es a vivir rodeado de estrés, a descargar su frustración por la incomprensión del entorno destrozando papeles de periódico o tirando el bebedero de metal. Está aprendiendo a controlar de forma autónoma el estrés y la frustración y… está aprendiendo conductas nocivas que se verán, sin lugar a dudas, reflejadas en edad adulta. Muchísimas veces nos llevamos a un cachorro psicológicamente afectado. Con suerte moldearemos su conducta para que se corrija pero lamentablemente y en la mayoría de los casos, no será así.

Estoy más que curado en espanto de ver perros adultos que un día estuvieron de moda con gravísimos problemas conductuales. Estos son algunos ejemplos:


Carlinos - También llamados perros de la era “Men in Black”. Muchos manifiestan hiperactividad aprendida como herramienta anti-estrés frente por la incomprensión del entorno.

Akitas – También conocidos como “Él de la película de Hachiko, siempre a tú lado”. Muchos presentan agresividad defensiva como herramienta para combatir el temor a lo incomprensible. También desarrollan muchos de ellos conductas agresivas para ganar control del hogar como medio de autoprotección. Ellos piensan que si gobiernan la casa puede que se sientan más seguros frente a lo que hay fuera, lo incomprensible.

Bulldog Francés – El perro de moda con cara humana (redonda en lugar de alargada). Estos poseen muchos problemas de conducta relacionados con hiperactividad a parte de decenas de dificultades morfológicas por el empeño en acortarles el hocico de los “criadores”.

Shar Pei – Fue un gran perro de moda por su llamativa piel tan peculiar. Muchos han desarrollado conductas agresivas como herramienta para enfrentarse a, una vez más, lo incomprensible.

Yorkshire – Perro víctima de su atractivo físico y su apariencia de juguete. No hay más que ver el nombre de las “versiones” más pequeñas “Yorkshire Toy” (Yorkshire Juguete, en castellano). Yo diría que prácticamente el 90% de esta raza desarrolla conductas relacionadas con la hiperactividad cada vez que algo se sale de su “normalidad”.

Bichón Maltés – Una víctimas más de la belleza física. También desarrolla conductas relacionadas con la hiperactividad cuando algo se sale de sus patrones establecidos como normales.

Como podéis observar en estos y de más ejemplos de perros de moda que podáis pensar, todos ellos poseen en común el desarrollo de conductas relacionadas con la hiperactividad. La hiperactividad como conducta es una respuesta ante algo que se les acontece para lo cual no poseen el control. Crea en el perro un estado altamente emocional que desemboca en agresividades defensivas, ladridos descontrolados, trastornos obsesivos compulsivos, miedos, fobias…

Es bien conocido el hecho de que muchos de los perros pequeños, preciosos y de raza no responden bien cuando ven a otro perro acercarse. Les ladran, se protegen en sus dueños… posiblemente estuvieron en los colegios de cristal de esos grandes almacenes de los que hablábamos. Todos estos perros aprendieron a reaccionar frente a lo desconocido con lo único que podían hacer; ponerse nerviosos, destrozar, correr o dar vueltas en una jaula de poco más de su tamaño  pero de un precioso cristal con una llamativa estrella verde con un número en el centro. Este número es el motivo de dicha crueldad, 300€, 200€ o la superoferta del més 150€. Una vez más y, deseoso de plasmar conciencia… ¡No compres, Adopta!

Volviendo al tema que nos atañe. La educación del perro pasa a ser nuestra responsabilidad desde el momento en que este se separa de la madre y termina el aprendizaje con sus hermanos (Más o menos a partir de los tres meses de edad). Es en este momento cuando nuestra figura pasará a tener un papel importante y esto quiere decir que pasamos a tener responsabilidades.


Nuestras responsabilidades sociales:


                Caninas:

                -Tenemos la responsabilidad de presentarle de forma correcta a más perros. Aconsejaría que fueran perros conocidos y equilibrados para que no tengamos incidentes. Hemos de presentarle perros diariamente para que comience a desarrollar las variables de comportamiento social de las que hablábamos anteriormente.

                Humanas:

                -También debemos presentarle personas. Ha de ver la calle y la forma de vida social humana para que se acostumbre a nuestros ajetreos y normas sociales tan incomprensibles a sus ojos. Debe acostumbrarse a nuestras expresiones corporales y a nuestros diferentes tonos de voz.

                Establecimiento de normas:

                -Esta parte es esencial también. Aquí viene la confusión de mucha gente. Normas no es reñir, normas no es gritar, normas no es pelear o discutir. Normas es una serie de comportamientos que se aceptan y otros que no. Pongamos el ejemplo de un cachorro al que no le está permitido subir al sofá. Al cachorro no se le puede gritar, no se le pueden pegar palmadas correctivas (ni al cachorro ni al adulto), no se le puede intimidar, no se le puede rechazar socialmente... Con el cachorro debemos de, simplemente, ser más listos que él. Si se sube al sofá le diremos simplemente un –No- (lenguaje que nos ayudará en el futuro). Debemos de procurar no explicar las cosas, con un –No- bastará. Y, posteriormente, le dejaremos en su camita. Las veces que hagan falta hasta que se tumbe allí. Si repetimos esto varias veces pronto asociará que descanso=camita de perro y no al sofá.

Otro ejemplo podría ser el que no para de mordernos el pantalón. Le decimos igualmente un –No- y le ofrecemos algo que sí que pueda morder. Es un cachorro, debe de morder algo. No le podemos castigar sin morder puesto que pronto encontrará algo para destrozar. Hemos de ofrecerle algo que sí que pueda romper. Pronto nuestro pequeño amiguete asociará que ganas de morder o jugar=juguete o mordedor. Nuestro papel es el de cerrar puertas pero abrir otras. No pensemos que va a dejar de morder, no funcionará. Debe de morder las cosas permitidas pero debe de morder.

                Responsabilidad con el entorno:

Nuestra más clara responsabilidad es para con el entorno. Aquí es donde entran las experiencias de las que tanto me gusta hablar y destacar. El perro ha de ser educado en todas las situaciones posibles que le puedan acontecer en la vida y ha de experimentarlas con nosotros, sus educadores. Hemos de mostrarle el camino de su comportamiento en dichas situaciones. Calmándolo si es necesario, excitándolo si la situación lo requiere, otorgándole paz, desensibilizándolo ante rutinas humanas… todo lo que pueda ver y experimentar en su vida.

Para poder hacer esto correctamente viene el título que debería haber encabezado este artículo.

¿Por qué debo aprender a comunicarme correctamente con mi perro?
Para educarlo.




TODO ESTO Y MUCHO MÁS EN: 



Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70) 
Tera-Can (Pascual Educación Canina en Alicante). Conoce más sobre el maravilloso mundo canino. Resuelve problemas de conducta y malos hábitos de tu perro simplemente usando sana y natural comunicación canina. Educación Canina y Adiestramiento Canino Alicante. 


jueves, 10 de octubre de 2013

A menudo me encuentro con personas que me dicen que no confían en sus perros. Que ya les han dado muchas oportunidades y que no se han ganado dicha confianza. Muchas veces sucede cuando van a soltarle la correa para que el perro corra libremente en el parque. No se fían de que vuelva puesto que otras veces que lo han hecho no hace caso y corre detrás de otros perros. Yo me pregunto… ¿Realmente el perro sabe que tiene que volver?, ¿Está bien enseñada y es “pura” la llamada? Puede que sea nuestro amigo el que no confíe en nosotros.

Toda acción que le pedimos a nuestro amigo debe de nacer de una buena y sana comunicación. Antes de premiar, castigar u omitir respuesta hemos de tener claro lo que le hemos pedido, lo que está haciendo y si está bien la opción que he tomado.

Analicemos la llamada:
Para poder acertar más con cada una de las personas que lean este artículo voy a desglosar por puntos cada una de las posibles opciones que pudieran suceder cuando llamamos a nuestro perro. Espero así acertar con cada uno de vosotros para poder comprender lo que sucede más correctamente.


1         EL PERRO ESTÁ ENSEÑADO, SABE ACUDIR

1.1   ACUDE SIN PROBLEMAS
1.1.1          LE PREMIAMOS
1.1.2          OMITIMOS RESPUESTA ALGUNA Y NOS MARCHAMOS

1.2   PREFIERE HACER OTRA COSA
1.2.1          ESPERAMOS A QUE SE ABURRA Y ACUDA
1.2.1.1    LE PREMIAMOS CUANDO LLEGA
1.2.1.2    LE CASTIGAMOS CUANDO VIENE POR NO HABERNOS HECHO CASO ANTES
1.2.2          LE PERSEGUIMOS POR TODO EL PARQUE SIN ALCANZARLO

1.2.3          LE PERSEGUIMOS Y LE ALCANZAMOS
1.2.3.1    LE PREMIAMOS
1.2.3.2    LE CASTIGAMOS
1.2.3.3    LE ATAMOS Y NOS MARCHAMOS
1.2.4          VAMOS A POR ÉL ENFADADOS Y ESTE ESPERA A QUE LLEGEMOS A SU LADO
1.2.4.1    LE REÑIMOS
1.2.4.2    LE PREMIAMOS
1.2.4.3    SIMPLEMENTE LE ATAMOS Y NOS MARCHAMOS
1.2.5          LE ENGAÑAMOS PARA QUE VENGA CON COMIDA
1.2.5.1    LE PREMIAMOS AL VENIR
1.2.5.2    LE REÑIMOS CUANDO ACUDE
1.2.5.3    LE ATAMOS Y NOS MARCHAMOS



2         EL PERRO NO ESTÁ ENSEÑADO, NO SABE LO QUE LE PIDE

2.1   ACUDE SIN PROBLEMAS
2.1.1          LE PREMIAMOS
2.1.2          OMITIMOS RESPUESTA ALGUNA Y NOS MARCHAMOS

2.2   PREFIERE HACER OTRA COSA
2.2.1          ESPERAMOS A QUE SE ABURRA Y ACUDA
2.2.1.1    LE PREMIAMOS CUANDO LLEGA
2.2.1.2    LE CASTIGAMOS CUANDO VIENE POR NO HABERNOS HECHO CASO ANTES
2.2.2          LE PERSEGUIMOS POR TODO EL PARQUE SIN ALCANZARLO
2.2.3          LE PERSEGUIMOS Y LE ALCANZAMOS
2.2.3.1    LE PREMIAMOS
2.2.3.2    LE CASTIGAMOS
2.2.3.3    LE ATAMOS Y NOS MARCHAMOS
2.2.4          VAMOS A POR ÉL ENFADADOS Y ESTE ESPERA A QUE LLEGEMOS A SU LADO
2.2.4.1    LE REÑIMOS
2.2.4.2    LE PREMIAMOS
2.2.4.3    SIMPLEMENTE LE ATAMOS Y NOS MARCHAMOS
2.2.5          LE ENGAÑAMOS PARA QUE VENGA CON COMIDA
2.2.5.1    LE PREMIAMOS AL VENIR
2.2.5.2    LE REÑIMOS CUANDO ACUDE
2.2.5.3    LE ATAMOS Y NOS MARCHAMOS


1.1.1

Esta sería la mejor opción a tomar. Por mucho que nuestro perro esté enseñado la llamada es la más compleja de las órdenes, por ello hemos de premiarla SIEMPRE. Ya sea con comida, con juego, con unas caricias… ¡con lo que sea!

1.1.2

La omisión de respuesta no es una buena opción a tomar de manera habitual. Si esta forma de pensar es la opción que tomamos siempre comienza lo que llamo “estado de tiranía”. Por mucho que el perro sepa acudir a la llamada hemos de decirle habitualmente lo bien que lo está haciendo. A mi perra de 7 años aún le premio de vez en cuando por hacer sus necesidades fuera de casa, aún llevando toda su vida haciéndolo bien.

1.2.1.1

Es una buena forma de volver a ganarse la confianza del perro. Aún así, si esté enseñado, no es bueno que tengamos que esperar a que haga lo que le apetezca antes de prestarnos atención. Este es un indicativo de que tenemos que prestar más atención al motivo por el cual hace esto. Premiarle más al acudir o saber identificar su lenguaje corporal para llamar su atención antes de que se centre en otra cosa para así, poco a poco, retomar el camino para que acuda al instante.

1.2.1.2

Malísima opción. El perro en realidad ha venido, tarde, sí, pero lo ha hecho. Aunque guardemos dentro frustración hemos de pensar en que si tomamos la opción de regañarle lo único que conseguiremos es perder su confianza por volvernos poco coherentes. Debemos de premiarle para que aumente la frecuencia de veces que acuda cuando le llamemos. Es una fase de educación, no podemos enfadarnos tanto si lo tomamos como ejercicios en lugar de tomárnoslo como faltas de respeto.

1.2.2

Otra malísima opción puesto que a nuestro amigo le resultará de lo más divertido el correr con nosotros. Se lo pasará en grande y quedará reforzada la opción de ponerse a correr cada vez que le llamamos. Estando el perro enseñado no tendría que hacer eso. Esto pone en manifiesto que; o bien no está tan enseñado como pensábamos, o no hemos sido constantes con sus premios al acudir. Recordemos que la educación de nuestro perro es una constante en desarrollo que comienza cuando nace y termina cuando muere. No hay fin de curso ni vacaciones, siempre están aprendiendo para bien o para mal.

1.2.3.1

Esto, como he dicho antes, no debería estar pasando si nuestro perro está enseñado. El premio que le damos ahora nada tiene que ver con la llamada. Lo que estamos haciendo es reforzar el juego que acabáis de terminar, el de la carrera. Insisto, no refuerza en nada la llamada.

1.2.3.2

Esto es lo más incoherente del mundo. El perro nunca entenderá ese castigo, jamás. La confianza de nuestro perro bajara a tan altos niveles que pueden generarle indefensión, miedos o inseguridades hacia nosotros. Le estaríamos castigando por haber jugado y por habérselo pasado bien con nosotros. Le estaríamos diciendo claramente que no somos para nada de fiar.

1.2.3.3

Buena opción estando metidos en el contexto que nos atañe. Aún así, debemos tomarnos muy enserio la opción de retomar la educación de nuestro perro puesto que la estamos perdiendo poco a poco. La llamada va quedando más y más oxidada y llegará a contracondicionarse pronto.

1.2.4

Aquí tenemos un momento grande para retomar la llamada de nuestro perro. Si está esperando a que lleguemos es porque, seguramente, este dubitativo. No deberíamos reñirle, ni llegar a estar junto a él. Lo que deberíamos hacer es animarle a que venga con nosotros estando cerca de esta, digamos a unos 7 metros, agachándonos y dándole confianza con la voz para que se anime a venir – ¡Vamos mí chico, ven!

1.2.4.1

Estaría bien si el perro está distraído y le decimos un ¡NO! Con la intención de retomar su atención. De prestarnos atención deberíamos de animarle a acudir a nosotros. Si lo que hacemos es ir a él para regañarle estaremos perdiendo confianza puesto que el ejercicio de llamada no ha quedado resuelto de forma satisfactoria para nosotros y se está viciando más y más. Pronto perderemos todo aprendizaje de llamada si vamos por este camino. Tomemos medidas.

1.2.4.2

¿Premiarle? Estaría bien si lo que queremos enseñarle es una orden de “quieto a distancia” pero no es lo que nos atañe ahora mismo. Estamos confundiéndonos nosotros y paralelamente a nuestro amigo. Nuestra educación o adiestramiento tiene bastantes lagunas que hemos de solventar.

1.2.4.3

Puedo tomar esta opción como acertada si lo que queremos hacer es marcharnos cuanto antes por llegar tarde a algún sitio pero, educativamente, es un fiasco puesto que no hemos resuelto la situación a nuestro favor y la llamada ha perdido sentido. Cuando tengamos más tiempo deberemos practicar más la llamada de forma correcta para no perderla.

1.2.5.1

Se supone que el perro estaba enseñado… ¡me has engañado! Esta sería una etapa muy temprana del aprendizaje de la llamada. Está bien si estás comenzando a enseñarle pero si se supone que antes acudía sin necesidad de esto algo puede estar funcionando mal. Te recomiendo hacer hincapié de nuevo en enseñarle correctamente la llamada y omitir ese “engaño” puesto que ha quedado en manifiesto que hay temas que abordar.

1.2.5.2

¿Pero qué está pasando aquí? Esta opción es gravísima y nociva al extremo para la confianza de nuestro perro. Primeramente no acude aún estando enseñado, seguidamente tomamos la opción de engañarlo y, finalmente, cuando cae en nuestro engaño le sorprendemos con un castigo. ¿Qué crees que ha aprendido nuestro amigo? La respuesta es obvia, a no confiar en nosotros y a que somos incoherentes con lo que le pedimos. Te recomiendo muy enserio que retomes desde el principio todo el aprendizaje de la llamada de forma correcta para ganarte de nuevo la confianza de tu amigo.

1.2.5.3

Realmente hubiera estado mejor la opción de darle el premio tal como argumento en el desarrollo de dicha opción. Aún así no está del todo mal pero se ha perdido algo de confianza puesto que le has ofrecido algo que no le has dado. Deberías plantearte retomar desde el principio el aprendizaje de la llamada de forma positiva.

2.1.1

¡Muy bien! Es un gran comienzo para que tu perro acuda cada vez con más frecuencia cuando lo llames. Juega con él, móntale fiestas, corre con él, venir cuando le llamas resulta divertidísimo.

2.1.2

Si quieres enseñar a tú perro a acudir, este no es el camino. Acabas de perder una oportunidad de oro para reforzar esa acción. No lo vuelvas a hacer, venir cuando se le llama es muy de agradecer.

2.2.1.1

Buena opción. Pero prueba a llamarle cuando esté acudiendo para que crea que viene por el “ven” en lugar de por decisión propia. Prémiale mucho.

2.2.1.2

Error bastante grave a la vez que frecuente. No puedes reñirle puesto que acudir… ha acudido. Si le hubieras premiado aumentarías la frecuencia de veces que acudirá en el futuro. Así has dado un paso atrás en su aprendizaje de la llamada así como en la confianza que te tiene. No es lógico regañarle por venir, aunque sea tarde.

2.2.2

Otra malísima opción puesto que a nuestro amigo le resultará de lo más divertido el correr con nosotros. Se lo pasará en grande y quedará reforzada la opción de ponerse a correr cada vez que le llamamos.

2.2.3.1

Premiar aquí nada tiene que ver con la llamada. Le estás premiando por haber jugado con él. Está genial si no tenemos en cuenta el hecho del porqué le estás persiguiendo. Si has pasado un momento divertido, eso que os habéis llevado. Te recomiendo que le enseñes mejor la llamada puesto que estos momentos divertidos habrá días que no te parezca tan divertido y cada vez lo hará más y más puesto que le estás enseñando que eso es muy divertido.

2.2.3.2

Mucha incoherencia es lo que hay aquí. Lo que acabas de hacer es reñirle por jugar contigo. Esto trae consigo una pérdida grave de confianza por parte de tu perro. Deberías de plantearte la opción de retomar la educación de tú perro.

2.2.3.3

Buena opción estando metidos en el contexto que nos atañe. Aún así, debemos tomarnos muy enserio la opción de retomar la educación de nuestro perro puesto que la estamos perdiendo poco a poco. La llamada no ha sido enseñada. Tendríamos que prestar más atención en la comunicación con nuestro perro ya que, no nos entendemos bien.

2.2.4

Aquí tenemos un momento grande para enseñar la llamada a nuestro perro. Si está esperando a que lleguemos es porque, seguramente, este dubitativo. No deberíamos reñirle, ni llegar a estar junto a él. Lo que deberíamos hacer es animarle a que venga con nosotros estando cerca de esta, digamos a unos 7 metros, agachándonos y dándole confianza con la voz para que se anime a venir – ¡Vamos mí chico, ven!

2.2.4.1

Estaría bien si el perro está distraído y le decimos un ¡NO! Con la intención de retomar su atención. De prestarnos atención deberíamos de animarle a acudir a nosotros. Es un momento muy bueno para empezar a transmitirle lo que buscamos de él. Si lo que hacemos es ir a él para regañarle estaremos perdiendo confianza puesto que el ejercicio de llamada no ha quedado resuelto de forma satisfactoria para nosotros y se está viciando más y más. Esto trae pérdida de confianza puesto que no somos lógicos con lo que buscamos.

2.2.4.2

¿Premiarle? Estaría bien si lo que queremos enseñarle es una orden de “quieto a distancia” pero no es lo que nos atañe ahora mismo. Estamos confundiéndonos nosotros y paralelamente a nuestro amigo. Si queremos que la cosa funcione hemos de empezar a hacer las cosas bien, no podemos creer que va a acudir si no le hemos enseñado nada.

2.2.4.3

Puedo tomar esta opción como acertada si lo que queremos hacer es marcharnos cuanto antes por llegar tarde a algún sitio pero, educativamente, es un fiasco puesto que no hemos resuelto la situación a nuestro favor y la llamada ha perdido sentido. Cuando tengamos más tiempo deberemos practicar más la llamada de forma correcta para que aprenda bien lo que queremos de él.

2.2.5.1

¡Esto está bien! Estás comenzando a hacer las cosas bien. Refuerza la llamada, haz lo que sea para que termine a tu lado y dale cosas positivas. Esta sería una etapa muy temprana del aprendizaje de la llamada pero, como he dicho antes, vas por buen camino. Debes de saber que no siempre tiene que ser así. Ha de llegar un momento que no necesites engañarle para que acuda. Si vieras que no sabes avanzar hay muchos profesionales que gustosos te ayudarán.

2.2.5.2

¿Pero qué está pasando aquí? Esta opción es gravísima y nociva al extremo para la confianza de nuestro perro. Si le engañamos… por lo menos que sea para que poco a poco aprenda a acudir. ¿Qué crees que ha aprendido de esta forma nuestro amigo? La respuesta es obvia, a no confiar en nosotros y a que somos incoherentes con lo que le pedimos. Acabas de perder mucha confianza a los ojos de tu perro. Esta opción es gravísima.

2.2.5.3

Realmente hubiera estado mejor la opción de darle el premio tal como argumento en el desarrollo de dicha opción. Aún así no está del todo mal pero se ha perdido algo de confianza puesto que le has ofrecido algo que no le has dado. Deberías plantearte enseñar a tu perro correctamente la llamada puesto que no hay mucha comunicación entre vosotros.



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