Pascual Educación y Adiestramiento Canino en Alicante

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viernes, 20 de diciembre de 2013

Un paseo desde los ojos del perro

Cuando salgo a la calle y veo a la gente paseando a sus perros me doy cuenta de que la mayoría de éstos pasean de forma autónoma. Lo que debería de ser un paseo en grupo realmente son dos paseos completamente independientes: uno el que realiza el dueño y otro el del perro.

La mente canina comprende muchas cosas, en cambio otras se le quedan en el tintero. Nosotros, los humanos, cuando salimos a la calle con nuestro perro atado de su correa nos conectamos a masa. Salimos con el “chip” de que estamos juntos, obviamente sabemos que lo tenemos agarrado por uno de los extremos de la correa. También solemos pensar que el paseo es para él. Eso es uno de los grandes errores que hace que nuestro lenguaje corporal emane decenas de señales que le transmiten que le estamos siguiendo. No es un momento para él. Es un momento que nos pertenece a ambos, un momento para disfrutar JUNTOS de la sana comunicación que sin duda existe entre nuestras dos especies, un momento para superar retos y dificultades, para disfrutar de buenos momentos, para compartir experiencias... Nuestra percepción de ese momento se termina convirtiendo en un momento completamente rutinario en el que, desgraciadamente, muchas veces nuestra mente se termina por ocupar en otras distracciones como el móvil, los escaparates, curiosear a otras personas con sus perros, etc.

Cuando salimos a la calle el perro experimenta otra forma de pensar. Evidentemente sabe que está atado por el otro extremo de la corra pero... su percepción es diferente. Él va a percibir un mundo mucho más “natural” que el nuestro. Va a percibir olores de machos territoriales, va a rivalizar con algunos de estos, sentirá que debe asegurar la zona para que el resto de habitantes sepa que él mora o controla esas extensiones de terreno. Percibirá estímulos que puede que le hagan sentir miedo, miedo real, uno de los que le hacen ponerse con los pelos de punta y defenderse, a sus ojos, a vida o muerte. Mientras tanto nosotros algunas veces nos reímos viendo eso, intentamos dialogar con él sobre su temor o simplemente nos damos la vuelta avergonzados por el escándalo que está armando. Nuestros mundos son... completamente diferentes.


Voy a intentar transmitir la forma en que un perro normal experimenta un paseo rutinario:


DUEÑO                -Es la hora del paseo, el dueño se levanta del sofá y va hacia el lugar donde guarda la correa.

PERRO  -El perro inmediatamente asocia que la correa va ligada momentos de nerviosismo.


DUEÑO                -El dueño trata de ponerle la correa mientras forcejea con éste e intenta calmarlo con palabras.

PERRO  -El perro escucha atentamente las palabras, sabe que tienen un significado, puesto que comprende lo que “quieto” significa pero, un modo de lenguaje que él comprende y acepta más como verdadero le dice completamente lo opuesto. El lenguaje corporal de su dueño le está diciendo que está nervioso, forcejea y compite por ponerle el collar y la correa.


DUEÑO                -Al abrir la puerta de la calle, el dueño deja que el perro se lance a ésta el primero comenzando a seguirle para que haga sus necesidades.

PERRO  -El perro continúa nervioso, nadie le dice que se calme. Sale el primero porque sabe que él es el que controla mejor todas las variables que se le pueden presentar a partir de ahora. Confía en su dueño cuando están en casa, allí tienen puestas unas normas muy claras y el dueño siempre soluciona los conflictos, pero siente que en la calle cambia. Ahora su dueño carece de control y le toca gobernar a él mismo.


DUEÑO                -Es un paseo rutinario para nuestro humano, las mismas calles, los mismos árboles para que nuestro pero orine, el mismo parque...

PERRO  -El perro reafirma su sentimiento de que él está controlando la situación. Su dueño le deja claro el mensaje con su forma de seguirle.


DUEÑO                -Al llegar al parque de perros el dueño ve a lo lejos otra pareja humano/canina. Es el perro con el que siempre se pone a ladrarse sin sentido alguno.

PERRO  -Nuestro amigo canino percibe el sutil cambio de estado anímico que experimenta su dueño al llegar al parque. Esto le hace ponerse alerta, es su misión tomar decisiones ahora, así lo ha aprendido. No sabe que hay otro perro, pero sí sabe que algo hay.


DUEÑO                -Como se esperaba, al verse los dos  perros comienzan a ladrarse mutuamente. El humano decide seguir su camino y evitar el escándalo que se está creando.

PERRO  -No sabía lo que era, pero ahora está claro. Su amo se ha puesto nervioso porque hay un rival en la zona. Como su dueño está nervioso y le ha quedado claro que él mismo es el responsable del control y orden del paseo se ve obligado a tomar una decisión. Llevado por este sentimiento comienza a ladrar como muestra de poder hacia su competidor. Muestra su lado más amenazante e incluso eriza su pelo puesto que, evidentemente, está muy nervioso. Realmente sabe que no es un perro fuerte y que en una pelea saldría mal parado pero... es su deber, nadie más lleva las riendas de este paseo más que él.


DUEÑO                -Para el hombre ha funcionado la estrategia de evitar esa situación, cuando su amigo canino perdió de vista al otro perro dejó de ladrar.

PERRO  -Para el perro ha funcionado la estrategia de ladrar, cuando ha mostrado su poder, el rival ha desaparecido. Ladrar y ponerse en actitud intimidatoria funciona.


DUEÑO                -El paseo continúa y nos vamos acercando a una zona difícil, una avenida principal. El humano sabe que su compañero tiene miedo a los autobuses y... como era de esperar al ver uno de éstos su amigo comienza a tirar de la correa en sentido opuesto.

PERRO  -Todo iba normal en el paseo hasta ver esa gran cosa metálica y ruidosa que tanta inseguridad le crea, le supera, sabe que es un perro que controla más que su dueño pero aún así sabe que no es un perro fuerte. Es un perro obligado a controlar. No hay más remedio que huir de ahí.


DUEÑO                -Al ver esa postura atemorizada el dueño se preocupa y se agacha para acariciar a su temeroso amigo. Intenta calmarlo igual que si de un humano se tratase, con empatía. Esta es la habilidad que tenemos los humanos para sentir lo que el otro siente. En el este caso poniéndonos lastimosos también.

PERRO  -Está claro, su dueño también tiene miedo, su lenguaje corporal y su voz parecida a un llanto se lo dice claramente. Los autobuses son criaturas diabólicas hechas de metal creadas únicamente para atemorizar perros... ¡si estaba claro!


DUEÑO                -Pasado el autobús todo vuelve a la normalidad y juntos regresan a casa, como siempre, el perro entra entes que él.
PERRO  -Ya se ha ido lo que hacía que el perro sintiese inseguridad, ahora vuelve a tener control hasta llegar a casa.


Esto es lo que desgraciadamente sucede con la mayoría de los perros. Unos son fuertes de verdad, otros no tanto. El denominador común que todos tienen es que pasean solos, y solos toman decisiones. No tienen en cuenta que van en grupo. Deberíamos intentar hacernos un poco más primitivos como lo son ellos, pensar que si no tuviéramos correas tendríamos que seguirles y serían ellos quienes decidirían todo por nosotros, nos meterían en peleas, nos señalarían dónde orinar, donde comer, los caminos a seguir... ¡todo! Esto sucede porque no ven que tengamos ningún tipo de control en esos momentos que consideran como “serios” En cambio en casa sí que controlamos nosotros y nos hacen caso. Ahí nos obedecen a las órdenes de fuera, siéntate, túmbate, dame la pata, quieto... cosa que en la calle nos resulta de lo más difícil o directamente imposible ¿Por qué? La respuesta es simple, en casa actuamos juntos y controlamos el entorno, en la calle no.

No dejes de comunicarte con él, haz que confíe en ti también en la calle. Sé un dueño digno de ser seguido. Puede que no sea tare fácil pero con paciencia, implicación y haciendo las cosas de forma correcta podemos ganarnos su confianza para que en un momento de tensión opte por dejarse enseñar a cómo comportarse en lugar de actuar de forma autónoma.



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Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70)

Tera-Can (Pascual Educación Canina en Alicante). Conoce más sobre el maravilloso mundo canino. Resuelve problemas de conducta y malos hábitos de tu perro simplemente usando sana y natural comunicación canina. Educación Canina y Adiestramiento Canino Alicante.