Algo sobre mí:
Mi nombre es Pascual y soy educador canino. Ante todo quisiera felicitarle por el mero hecho de leer estas líneas, ahí se ve el interés que tiene por comprender y mejorar su relación con su compañero animal.
Desde bien pequeño siempre quise tener un perro de Pastor Alemán. Mis padres, ante mis suplicas, siempre se negaron alegando que el tener una mascota era una gran responsabilidad. A día de hoy les comprendo y entiendo muy bien. A los 19 años me independicé para ingresar en el ejército y más concretamente en Operaciones Especiales. Allí me enseñarían entre muchas otras cosas a como sobrevivir en la naturaleza, como aprovecharla, como respetarla… en los tres años que estuve pude ver los rincones más bellos de España, desde sus bosques más profundos a sus montañas más altas. Sin duda alguna esos tres años cambiaron mi perspectiva de un mundo mecánico y artificial por uno mucho más austero e infinitamente más hermoso.
Al finalizar mi compromiso y cambiar de trabajo por uno el cual me permitía una vida estable en un único lugar tomé la decisión más importante de mi vida, la de adquirir un cachorro de Pastor Alemán. Al tener en mi casa a esa preciosa bola peluda comencé a sentir la responsabilidad de conocerla en profundidad, yo únicamente conocía de los perros que…. Ladraban, mordían, se hacían pipi y caca y poco más. Me empecé a preocupar sobre su anatomía, su alimentación, las posibles enfermedades que mi compañera podría sufrir y un largo etcétera. Terminado todo mi aprendizaje sobre el Can en sí me surgió una curiosidad mucho mayor y mucho más difícil de entender, la de como poder comunicarme con ella DE FORMA QUE ELLA ME ENTENDIESE. Con ansía de intentar comprenderla me puse manos a la obra, leí todos los libros que pude encontrar sobre el adiestramiento canino y en ellos lo único que encontré fue pautas a seguir para robotizar a un animal mediante formulas. Cualquier Licenciado en Psicología le hará entender de que, cuando se trata con seres vivos, ni las formulas, ni los números funcionan, hay que adaptarse a cada individuo.
Mis inicios estudiando el comportamiento de los canes comenzó en el parque. Me pasaba horas enteras viendo a Leya (Mi perra) interactuando en el parque con otros canes, ellos sí que se entendían de maravilla. Empecé a ver la dominancia, la sumisión, las reglas impuestas por los más fuertes, los límites que entre ellos se establecían, vi como la gran mayoría de peleas entre perros comenzaban por el miedo de los amos y las situaciones de tensión que ellos provocaban cuando lo único que los perros querían eran reconocerse olfativamente. Aprendí a imitar ciertos comportamientos y me di cuenta de que funcionaba, no solo con Leya, sino con todos los perros que me he ido encontrando.
Desde ese momento cambié los libros de perros simples y llanos por otros más profundos de comportamiento en manada y finalmente por el más alto y más natural can, el Canis Lupus (El lobo) de ahí es de donde he podido sacar la máxima información aplicable a los Canis Lupus Familiaris (El Perro). Ahí es cuando pude por fin decir que entiendo y me comunico excelentemente con mi perra y créanme que es algo… inmenso.
Creo que si yo he podido ver el mundo con ojos caninos todo el mundo puede hacerlo y les invito a intentar mejorar los vínculos con su mascota aprendiendo su comportamiento real y sus necesidades reales. Les aseguro que no se arrepentirán pues ese contacto con la naturaleza ha mejorado mi vida y puede que la de ustedes también lo haga. No es solo dar órdenes a un animal, es ser parte de su manada y pasar de tener una alfombra bonita que sacar de vez en cuando a ser… me faltan líneas para describir lo que se siente.
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