¿Qué es la educación?
La educación es una constante que se desarrolla desde el
nacimiento hasta la muerte de nuestros perros. Comienzan a establecerse rutinas
y normas sociales desde la temprana fase de lactancia de los cachorros recién
nacidos gracias al fortísimo papel de la madre. Se afianza con las normas de
juego entre hermanos de camada. Se ponen en práctica dichas normas de juego
entre cachorros con el grupo social de los adultos. Y por último se
experimentan las millones de variables de dichas normas durante el resto de la
vida del animal.
Muchas veces me sorprende ver como personas esperan a que
sus mascotas tengan más de seis meses para comenzar a educar a sus perros. Esta
era una idea del adiestramiento “tradicional” que ha quedado manifiestamente
obsoleto. La lógica en que se aferraban para establecer esa edad era que, antes
de dicha edad, aún no estaba lo suficientemente maduro para comenzar ningún
adiestramiento. Algo parecido a no ingresar nosotros, los humanos, en el
colegio ni en el instituto por no ser lo suficientemente maduros. Ingresaríamos
directamente en la universidad viviendo hasta entonces sin ningún tipo de pauta
educativa por parte de nuestros padres.
También cabe destacar que el tipo de adiestramiento que se
impartía era el de la “obediencia” (Claramente para concursos de obediencia, no
para la vida real), la “defensa civil”, o adiestramientos de perros de trabajo.
Todo lo que se impartía en las “academias de formación caninas” era enfocado a
hacer que el perro obedezca:
Me tira de la correa… necesita más obediencia.
Salta encima de la gente… eso es porque no te respeta.
Ladra… Te está exigiendo atención.
Ha mordido a otro perro… ya ha probado la sangre, ese perro
no es de fiar y deberías sacrificarlo.
No abarcaban posibilidades cómo el estrés, la desesperanza,
la incomprensión del entorno, la ansiedad, el miedo, las fobias, la
sobreexcitación aprendida, la falta de herramientas y habilidades por parte de
los dueños para poder comprender los mensajes
que sus mascotas les transmiten, y un larguísimo etc.
Me centro en esto para intentar desmontar uno de los mitos
impuestos a la sociedad sobre la educación de los perros. Antes se afirmaba que
no se podía comenzar con la educación de un perro hasta los seis o más meses de
edad puesto que lo que se le iba a enseñar era MUY DURO. Se le premiaría por el
trabajo bien hecho pero se le castigaría si lo hace mal. Y, casi en la
totalidad de las veces, el castigo sería físico y doloso. Por este motivo no tenía
cabida antes de los seis meses, puesto que romperían la autoestima del cachorro
o, en algunos casos, le propiciarían daños físicos graves. El perro no entraría
al colegio, ni al instituto, ni a la universidad. Entraría en una academia
paramilitar de la noche a la mañana.
¿Cuándo comenzar?
Como se ha comentado en líneas anteriores, desde que nace.
Pero ese papel se lo hemos de dejar a la madre y a los hermanos. Nosotros
simplemente hemos de estar cerca para que se acostumbre a la presencia humana y
nos vea como parte de la familia/manada. Es importantísimo no romper el curso
natural del aprendizaje tanto de improntas como de primeras asociaciones
educativas sociales. Es fundamental que le dejemos finalizar esta fase de la
socialización junto a su familia/manada biológica. Nos evitará muchos problemas
de comportamiento en el futuro y le evitará al cachorro ser víctima de la
incomprensión de las normas sociales caninas, pudiendo crear peleas por ser
víctimas de dicha incomprensión.
Llegados a este punto me gustaría resaltar que lo que viene
a continuación es uno de los motivos por los cuales estoy completamente en
contra de la venta de cachorros en grandes almacenes, tiendas de barrio o
personas que se hacen llamar criadores buscando un par de pagas extras al año
por ser propietarios de perros con “pedigrí”.
Cuando pasamos por el escaparate de la tienda de mascotas
del centro comercial vemos un cachorro, una vida. Expuesto cual teléfono móvil,
solo, este cachorro se encuentra casi todo el tiempo llorando y rascando
desesperadamente el cristal. Nos está transmitiendo una lástima generada por el
marketing de venta. Vender por la pena y crear la transmisión empática del
-¡llévame a casa contigo!, ¡Estoy triste, sácame de aquí!- Claras técnicas de
venta. Lo triste de todo esto es que ese perro debería estar con su madre y con
sus hermanos aprendiendo normas sociales, debería estar en lo que, desde nuestra
percepción, sería el colegio canino. Ese cachorro no está aprendiendo todo
aquello que le va a facilitar la vida el día de mañana. Por el contrario he de
decir que nunca se detiene el aprendizaje. Esté el perro jugando con sus hermanos o en una jaula de cristal con periódicos empapadores, siempre está
aprendiendo. La diferencia es que nuestro pequeño protagonista lo que está
aprendiendo es a vivir rodeado de estrés, a descargar su frustración por la
incomprensión del entorno destrozando papeles de periódico o tirando el
bebedero de metal. Está aprendiendo a controlar de forma autónoma el estrés y
la frustración y… está aprendiendo conductas nocivas que se verán, sin lugar a
dudas, reflejadas en edad adulta. Muchísimas veces nos llevamos a un cachorro
psicológicamente afectado. Con suerte moldearemos su conducta para que se
corrija pero lamentablemente y en la mayoría de los casos, no será así.
Estoy más que curado en espanto de ver perros adultos que un
día estuvieron de moda con gravísimos problemas conductuales. Estos son algunos
ejemplos:
Carlinos - También llamados perros de la era “Men in Black”.
Muchos manifiestan hiperactividad aprendida como herramienta anti-estrés frente
por la incomprensión del entorno.
Akitas – También conocidos como “Él de la película de
Hachiko, siempre a tú lado”. Muchos presentan agresividad defensiva como
herramienta para combatir el temor a lo incomprensible. También desarrollan muchos
de ellos conductas agresivas para ganar control del hogar como medio de
autoprotección. Ellos piensan que si gobiernan la casa puede que se
sientan más seguros frente a lo que hay fuera, lo incomprensible.
Bulldog Francés – El perro de moda con cara humana (redonda
en lugar de alargada). Estos poseen muchos problemas de conducta relacionados
con hiperactividad a parte de decenas de dificultades morfológicas por el
empeño en acortarles el hocico de los “criadores”.
Shar Pei – Fue un gran perro de moda por su llamativa piel
tan peculiar. Muchos han desarrollado conductas agresivas como herramienta para
enfrentarse a, una vez más, lo incomprensible.
Yorkshire – Perro víctima de su atractivo físico y su
apariencia de juguete. No hay más que ver el nombre de las “versiones” más
pequeñas “Yorkshire Toy” (Yorkshire Juguete, en castellano). Yo diría que
prácticamente el 90% de esta raza desarrolla conductas relacionadas con la
hiperactividad cada vez que algo se sale de su “normalidad”.
Bichón Maltés – Una víctimas más de la belleza física.
También desarrolla conductas relacionadas con la hiperactividad cuando algo se
sale de sus patrones establecidos como normales.
Como podéis observar en estos y de más ejemplos de perros de
moda que podáis pensar, todos ellos poseen en común el desarrollo de conductas
relacionadas con la hiperactividad. La hiperactividad como conducta es una
respuesta ante algo que se les acontece para lo cual no poseen el control. Crea
en el perro un estado altamente emocional que desemboca en agresividades
defensivas, ladridos descontrolados, trastornos obsesivos compulsivos, miedos,
fobias…
Es bien conocido el hecho de que muchos de los perros
pequeños, preciosos y de raza no responden bien cuando ven a otro perro acercarse.
Les ladran, se protegen en sus dueños… posiblemente estuvieron en los colegios de
cristal de esos grandes almacenes de los que hablábamos. Todos estos perros aprendieron a reaccionar frente a lo desconocido con lo único que podían hacer;
ponerse nerviosos, destrozar, correr o dar vueltas en una jaula de poco más de
su tamaño pero de un precioso cristal
con una llamativa estrella verde con un número en el centro. Este número es el motivo de dicha
crueldad, 300€, 200€ o la superoferta del més 150€. Una vez más y, deseoso de
plasmar conciencia… ¡No compres, Adopta!
Volviendo al tema que nos atañe. La educación del perro pasa
a ser nuestra responsabilidad desde el momento en que este se separa de la
madre y termina el aprendizaje con sus hermanos (Más o menos a partir de los
tres meses de edad). Es en este momento cuando nuestra figura pasará a tener un
papel importante y esto quiere decir que pasamos a tener responsabilidades.
Nuestras responsabilidades sociales:
Caninas:
-Tenemos
la responsabilidad de presentarle de forma correcta a más perros. Aconsejaría que
fueran perros conocidos y equilibrados para que no tengamos incidentes. Hemos
de presentarle perros diariamente para que comience a desarrollar las variables
de comportamiento social de las que hablábamos anteriormente.
Humanas:
-También
debemos presentarle personas. Ha de ver la calle y la forma de vida social
humana para que se acostumbre a nuestros ajetreos y normas sociales tan
incomprensibles a sus ojos. Debe acostumbrarse a nuestras expresiones
corporales y a nuestros diferentes tonos de voz.
Establecimiento
de normas:
-Esta
parte es esencial también. Aquí viene la confusión de mucha gente. Normas no es
reñir, normas no es gritar, normas no es pelear o discutir. Normas es una serie
de comportamientos que se aceptan y otros que no. Pongamos el ejemplo de un
cachorro al que no le está permitido subir al sofá. Al cachorro no se le puede
gritar, no se le pueden pegar palmadas correctivas (ni al cachorro ni al
adulto), no se le puede intimidar, no se le puede rechazar socialmente... Con
el cachorro debemos de, simplemente, ser más listos que él. Si se sube al sofá
le diremos simplemente un –No- (lenguaje que nos ayudará en el futuro). Debemos
de procurar no explicar las cosas, con un –No- bastará. Y, posteriormente, le
dejaremos en su camita. Las veces que hagan falta hasta que se tumbe allí. Si
repetimos esto varias veces pronto asociará que descanso=camita de perro y no
al sofá.
Otro ejemplo podría ser el que no para de mordernos el
pantalón. Le decimos igualmente un –No- y le ofrecemos algo que sí que pueda
morder. Es un cachorro, debe de morder algo. No le podemos castigar sin morder
puesto que pronto encontrará algo para destrozar. Hemos de ofrecerle algo que
sí que pueda romper. Pronto nuestro pequeño amiguete asociará que ganas de
morder o jugar=juguete o mordedor. Nuestro papel es el de cerrar puertas pero
abrir otras. No pensemos que va a dejar de morder, no funcionará. Debe de
morder las cosas permitidas pero debe de morder.
Responsabilidad
con el entorno:
Nuestra más clara responsabilidad es para con el entorno.
Aquí es donde entran las experiencias de las que tanto me gusta hablar y
destacar. El perro ha de ser educado en todas las situaciones posibles que le
puedan acontecer en la vida y ha de experimentarlas con nosotros, sus
educadores. Hemos de mostrarle el camino de su comportamiento en dichas
situaciones. Calmándolo si es necesario, excitándolo si la situación lo
requiere, otorgándole paz, desensibilizándolo ante rutinas humanas… todo lo que
pueda ver y experimentar en su vida.
Para poder hacer esto correctamente viene el título que
debería haber encabezado este artículo.
¿Por qué
debo aprender a comunicarme correctamente con mi perro?
Para
educarlo.
Pascual Verdú (Adiestrador inscrito en el Registro Oficial
de Adiestradores Caninos Capacitados de la Comunidad Valenciana CV-ACC70)
Tera-Can (Pascual
Educación Canina en Alicante). Conoce más sobre el maravilloso mundo canino.
Resuelve problemas de conducta y malos hábitos de tu perro simplemente usando
sana y natural comunicación canina. Educación Canina y Adiestramiento Canino
Alicante.
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